martes, 9 de diciembre de 2008

Una visita nocturna al variado barrio de las Letras

El barrio de las Letras de Madrid ofrece una variada y cosmopolita alternativa a las noches de la capital. De mis manos vais a conocer algunas de las más curiosas opciones de esta zona céntrica de Madrid.

Era viernes y la noche amenazaba con lluvia. Los pronósticos hablaban de fuertes chubascos y bajas temperaturas pero no nos preocupaban esas predicciones ya que ante nosotros teníamos una gran noche. Dispuestos y sin lluvia, con nuestras bufandas y con nuestros gorros de lana, estábamos preparados para pasar una agradable velada por Madrid.

La noche comenzó en el Kilómetro Cero, en pleno centro y debajo de un reloj nervioso por la proximidad de su fiesta principal. Eran cerca de las once y estábamos todos reunidos para adentrarnos en un barrio con una gran tradición literaria ya que en sus calles residieron los más gloriosos escritores españoles. Lope de Vega, Quevedo…se fijaron en un distrito algo alejado en la actualidad de lo que algún día fue. Anduvimos unos minutos hasta que el frío comenzó a notarse en nuestras manos. Fue entonces cuando decidimos bajar al subsuelo madrileño, no nos fuimos al metro más cercano, nos adéntranos en una cueva, en las famosas Cuevas del Sésamo. Tras haber guardado el turno y esperar cerca de veinte minutos bajamos unas estrechas escaleras que nos introdujeron en un Madrid diferente. Estábamos en un lugar bohemio, con un piano que nos ofrecía una nueva banda sonora a nuestra noche. Habíamos cambiado la fría y ruidosa calle por una acogedora cueva con mensajes en todas sus paredes. Bebimos lo más típico de este lugar, la sangría, y ya calentitos decidimos cambiar de aires, ahora queríamos ritmos tropicales.








La noche avanzaba, era la una de la madrugada cuando llegamos a la Plaza de Santa Ana. Allí se encontraba nuestro nuevo destino, una coctelería con nombre de volcán hawaiano, el bar Mauna Loa. Tras pasar sus puertas de bambú nos dimos cuenta que Madrid estaba más cerca del Trópico de lo que pensábamos. No tardamos en elegir ya que nos ofrecieron al rey de la carta de cócteles, un gran volcán del cual salía humo y que poseía un sabor dulce. Ese volcán hacia honor la nombre de un sitio donde por nuestras cabezas volaban pájaros y donde en sus paredes había grandes peceras con los peces más extraños. Pronto tuvimos que irnos de allí, puesto que este bar cierra sus puertas muy temprano, al igual que otros muchos que se han tenido que adaptar a la ley que protege a los vecinos de los ruidos y que controla las horas de apertura de los locales de esta zona.


Las temperaturas habían descendido mucho más por lo que por nuestras cabezas pasó la idea de volver a casa pero decidimos despedirnos bebiendo una cerveza en el O´Neills Irish Pub. Un lugar con una ambiente distinguido y que transporta a una taberna inglesa. La calidad de sus cervezas y la alta gama de su oferta hizo que nos fuéramos a la cama con un buen sabor de boca.

Era tarde y nuestra velada ya llegaba a su fin. Con un toque bohemio, británico y algo tropical nos introdujimos en un taxi que nos llevaría al último destino de la noche, nuestras camas.

Fotos del barrio de las letras.

No hay comentarios: